Tea O'Clock [Arthur]

Un pequeño suspiro se escapó de los labios de la joven cuando hubo terminado de escribir un párrafo más, con una pulcra letra, de la tarea que le habían marcado los profesores esa tarde. Se tomó un momento para estirarse y darle un sorbo más a su taza de té con elegancia, y también darle una mordida al panquecito frente a ella. Sin embargo,su semblante tan tranquilo y serio se fue, quebrado por una mueca de inconformidad que se formó en el rostro de Alice, arrugando su nariz y frunciendo las cejas mientras se acomodaba las gafas y observaba con desaprobación frente a ella.

Su mesa estaba vacía, cómo de costumbre. A ella no solía gustarle hacer los deberes con distracciones, y estaba por seguro que sólo iba al Salón del té por que el té era muy relajante para ella y por la tradición que seguían en Wonderland. Porque la realidad era, sin duda alguna, que a la chica le desagradaba en demasía todo el alboroto que había a esa hora. Estudiantes que charlaban animadamente sobre el día que habían tenido, que tenían una discusión o que simplemente no dejaban de hablar, y algunos otros hacían un escandaloso No Cumpleaños para alguien. Parecía que les valía un pepino que la presidenta del Consejo Estudiantil estuviese presente, pero Alice no tenía derecho a intervenir a menos que algo se saliese verdaderamente de control.

Soltando un pesado suspiro de resignación, se masajeó las sienes con frustración y luego volvió la vista a sus hojas, concentrándose. Un par de libros se encontraban a su lado para facilitarle la investigación que tenía que hacer.

-Dejen de hacer tanto ruido, bloody hell...-Se quejó por lo bajo, inflando levemente las mejillas y mordiéndose levemente el labio inferior, intentando ignorar todo ese ruido y concentrarse en sus deberes.

Entró a la sala y miró con disgusto alrededor. Todo estaba como siempre, mucha gente escandalosa haciendo fiestas de té y cantando canciones por todos lados. Absolutamente todos lados, con una mirada rápida se dio cuenta de que no quedaba ningún lugar libre donde pudiera sentarse tranquilamente a tomar una taza de té y leer sin molestia. Todas las mesas ocupadas. Y no conocía a nadie.

Suspiró y se recargó en el marco de la entrada, tratando de figurar que hacer a continuación. Quizás lo mejor que podría hacer sería resignarse e irse hacia los jardines o cualquier otro lugar, pero no quería. Odiaba tener que cambiar sus planes por situaciones así, y simplemente no iba a dejar que algo como el hecho de que no hubiera mesas vacías lo afectara, claro que no.

Fue entonces cuando la vio. A la chica. Estaba sentada totalmente sola en una de las mesas, con una tasa de té y un panqué, y un montón de libros frente a ella. Arthur sonrió levemente, se veía demasiado concentrada como para siquiera prestarle atención, después de echar otro vistazo alrededor se convenció de que ella era su mejor opción.

Comenzó a caminar hacia ella. La chica llevaba dos coletas y además lentes, y a Arthur se le hizo levemente familiar, quizás la había visto por los pasillos antes, pero no estaba muy seguro.

-¿Puedo sentarme aquí? -preguntó tomando el respaldo de una silla vacía frente a ella, tratando de sonar indiferentes, aunque no estaba seguro de haberlo logrado. Eso de hablarme a extraños no era lo suyo- No hay más lugares libres...

No pudo evitar dar un pequeño respingo cuando una voz la sacó de su concentración. Acomodándose las gafas con algo de nerviosismo, Alice alzó la mirada para observar al dueño de aquella voz, encontrándose con un par de ojos verde esmeralda y unas gruesas cejas sobre ellos. Al principio pensó que aquel chico sólo podía venir a molestarla, pero al escuchar su petición arqueó levemente una ceja. ¿Acaso no la conocía? Era muy poco común que alguien siquiera quisiese acercarse a ella, conociendo lo gruñona que era.

-E-Ehmm...well, si tú quieres. Pero estoy terminando una tarea, así que te pediré que guardes silencio-Se quedó viéndolo fijamente, tal vez demasiado. Más específicamente, se quedó viendo sus cejas. Eran muy...curiosas, y realmente intrigaban a la inglesa por lo gruesas que estaban. Pronto se dio cuenta de lo maleducada que debía de estarse viendo y sacudió la cabeza, parpadeando y desviando la mirada. -Hum...sorry, please take sit-Le invitó, igualando su aparente indiferencia y volviendo la vista hacia el libro.

Empalideció levemente al notar que cómo mucho le faltaban un par de líneas para acabar con su trabajo. Pensaba que aún le faltaba más, y ahora estaba a punto de entrar en pánico por que estaba sentada junto a un chico y era pésima buscando un tema de plática. Estaba muy poco acostumbrada a tener compañía, y de cierta manera no podía evitar sentirse nerviosa.

-¿Te gustaría un poco de té?-Preguntó repentinamente, hablando un poco atropellado e intentando ocultar su nerviosismo, alzando la tetera y poniéndola sobre la taza que se encontraba frente al chico, observándole expectante y con un leve rubor en las mejillas. Sólo esperaba no cometer alguna torpeza.

Asintió ante la respuesta, guardar silencio no era realmente muy difícil para él estando con una completa desconocida. Sin embargo, la chica no dejaba de mirarlo fijamente y eso lo estaba poniendo un poco... incómodo. Especialmente porque creía saber cuál era el motivo, ¿cuál otro sino?, bueno, a él no le importaba lo que ella pensara sobre su apariencia para nada, ¿verdad? no, claro que no. Pero no pudo seguirle manteniendo la mirada y la desvió hacia otro lado, haciendo una mueca.

-No hay problema -respondió cuando escuchó sus disculpas y tomó asiento, soltando un suspiro. Recargó su barbilla en la palma de su mano y ahora fue él quien se puso a observarla detenidamente, aunque ella no se diera cuenta por estar metida en su libro. De pronto recordó que no había hecho nada de los deberes, oh bueno, daba prácticamente igual, ¿no?

Y fue como si se hubiera olvidado del principal motivo por el que estaba ahí: el té. Se había perdido en sus pensamientos y fue sacado bruscamente de ellos por la voz de la chica, quien le ofreció una taza de té. Asintió torpemente con la cabeza.

Tomó la recién servida taza y se llevó a los labios, después de murmurar un leve "gracias". Y bajó la mirada hacia el té, como si quisiera leer algo en él, aunque no, eso vendría después.

-Disculpa... ¿cómo te llamas? -preguntó después de unos segundos, más porque por algun extraño motivo el silencio lo estaba molestando, y eso era algo raro en él, pues normalmente era bastante hábil en ignorarlo. Hell, no tenía idea de porque estaba esforzándose en comenzar una plática... Esperen, no, no se estaba esforzando, era sólo cortesía. Así que alzó la mirada de nuevo hacia ella, esperando por la respuesta.

Justo se encontraba escribiendo las últimas palabras cuando aquella pregunta la tomó por sorpresa y le hizo dar un pequeño respingo. Alice trató de fingir desinterés mientras escribía las últimas dos palabras, aunque se notaba un poco de nerviosismo en sus movimientos, y luego se puso a guardar sus cosas con pulcro cuidado, esquivando la mirada del otro chico con el muy pequeño rubor en las mejillas aún presente. Una vez que lo hizo, inhaló una gran bocanada de aire y esbozó una sonrisa, alzando la mirada.

-You know? Es de buena educación presentarse antes de preguntar por el nombre de alguien-Recordó, cómo reprendiéndole levemente, pero luego ladeó la cabeza y le extendió una mano, vacilando un poco-My name is Alice Kirkland, nice to meet you-Se presentó, con un marcado acento inglés, mientras le miraba con un poco de curiosidad y luego desviaba la mirada hacia su taza de té de nuevo.

No debía ser tan díficil mantener un tema de plática, y Alice había escuchado de muchas personas que una charla amena siempre era un método agradable de relajarse. Y con tanto ruido, podría ser una buena alternativa para olvidarse de todo el estrés con el que cargaba en ese momento.

-Veo que también eres de Heart. ¿Puedo preguntarte yo ahora tu nombre?-Inquirió, con curiosidad, mientras que desviaba la mirada hacia una mesita de postres que había cerca-Oh, disculpa por no haber preguntado antes. ¿Te apetece algún postre?-Observó fijamente la mesa y, al desviar la mirada de nuevo hacia el chico, tres diferentes postres desfilaron en una ordenada fila, un poco tambaleantes, hasta llegar frente a ellos, y fueron asentándose en la mesa con cuidado. -No sé, ¿Un scone? ¿Un pastel de fresas? ¿O un panqué?-Sonrió levemente, observando con atención al chico. Quería ver cómo reaccionaría al notar su telequinesis-

Frunció levemente el ceño cuando la chica le reprendió por su "mala educación", pero decidió no tomarle importancia y le tomó la mano a forma de saludo, sacudiéndola un poco. Alice Kirkland... Ni siquiera le pasó por la cabeza el hecho de que tuvieran los mismos apellidos.

-De acuerdo, Alice Kirkland, puedes preguntarme mi nombre -dijo, sonriendo un poco de forma ladeada-, yo soy Arthur Kirkland. Nice to meet you too.

Debía de admitir que le divertía un poco el hecho de que la chica casi ni le dirigiera la mirada para nada, era como si por primera vez se hubieran invertido los papeles para él y eso lo hizo sentir un poco más cómodo. Un poco, no mucho. Sin embargo todo eso se esfumó cuando vio como los postres comenzaban a desfilar frente a él, flotando.

Telequinesis. No podía creer que ella la tuviera. Aunque claro, debió de haber deducido que tendría alguna habilidad especial por el simple hecho de ser Heart también. Abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar, viendo los tres postres. No iba a dejar que ella se diera cuenta de que se había impresionado.. un poquito.

-Un scone e-estará bien -dijo tratando de sonar con normalidad sin lograrlo- thanks.

Y se quedó viendo el scone, como si esperara que fuera a saltar contra él en cualquier segundo, ella podría hacerlo. Pero unos segundos después se dio cuenta de lo estúpido que seguramente se estaría viendo y lo tomó con brusquedad, dándole una mordida. Sintió que se había sonrojado un poquito y se odió por eso.

-So.. telequinesis, ¿eh? muy interesante, Alice Kirkland -dijo, haciendo un ademán con la mano para restarle importancia, y dándole una mordida a su scone.

Observó divertida cómo el chico trataba de ocultar que se había impresionado un poco al notar su habilidad, y la pequeña sonrisa se ensanchó también un poco al notar cómo Arthur observaba tan fijamente su scone, cómo esperando a que pasara algo. Por un momento se vio tentada a hacer que le saltase encima, pero pensó que era poco digno de una señorita y decidió contenerse. Le observó fijamente, notando cómo sus mejillas se habían sonrojado un poco y poniéndose aún más risueña. Luego, al notar que le veía tan fijamente, volvió a desviar la mirada.

-Ehm, gracias, i think...-Agradeció, aún esquivando su mirada y con una leve sonrisa en su rostro. Apiló con cuidado los libros, uno sobre otro, y los dejó a un lado para tomar de nuevo su taza y darle un sorbo. -Aunque aún no puedo controlarlo muy bien, estoy segura de que pronto lo haré y será aún más eficiente-Comentó, con algo de arrogancia, mientras observaba fijamente su taza de té.

Suspiró y jugueteó un poco con su panquecito antes de darle otra mordida y regresar la vista a dónde el mayor, ladeando la cabeza con curiosidad y acomodándose las gafas. No podía evitar estar aún un poco nerviosa, ya que no terminaba de acostumbrarse a entablar una plática así con alguien.

-¿Y qué me dices de tí, Arthur Kirkland?-Se había dado cuenta de que compartían apellido y, aunque al principio se sorprendió bastante, luego recordó que no era muy extraño que hubiesen más personas apellidadas Kirkland. Era un mundo muy grande.-Veo que tú también estas en Heart, así que supongo que también tienes algo con lo cual impresionarme-Ladeó la cabeza, curiosa, y esta vez se sorprendió a sí misma logrando mantenerle la mirada, aunque sin poder evitar que un leve sonrojo coloreara sus mejillas. Era inevitable, simplemente no estaba acostumbrada

Se mordió levemente el labio inferior y desvió la mirada de nuevo, un tanto nerviosa.

-Por cierto, ¿En qué año estás? Luces mayor que yo, y estoy en Quinto año-Explicó, mientras jugueteaba con la cucharita de su té, sin dejar su curiosidad.

"Sí, seguro" pensó luego de escuchar su respuesta sobre la telequinesis, y para evitar hacer algún comentario le dio un sorbo a su taza de té. De cualquier forma él también poseía habilidad, mejores habilidades que las de ella, seguramente. Hum, telequinesis, ¿quién la necesita?

Fue entonces cuando escuchó su pregunta y se quedó pensando en ella por un momento, sin desviarle la mirada antes de responder. No podía decirle sobre su influencia sobre el clima, eso era un secreto, al igual que lo otro... de pronto reparó en algo: ella también llevaba orejas de conejo. No lo había notado antes, y se quedó observándolas fijamente.

-Por supuesto que tengo algo con lo que impresionarte -dijo, sacudiéndo levemente la cabeza y volviendo a su rostro esa expresión arrogante-, lamentablemente no te lo puedo mostrar aquí ahora...

Se imaginó llamando a un tropel de criaturas mágicas al Salón de Té y pensó en lo ridículo que sería. Tal vez en otra ocasión.

-Soy de séptimo -respondió-, lo que quiere decir que pronto seré mayor y podré salir de este lugar. Último año.

Se metió el último trozo de scone a la boca. Había estado muy bueno, y pensaba en tomar otor cuando vio los libros de Alice amontonados en un rincón de la mesa, uno sobre otro.

-Al parecer estabas estudiando... supongo que no te interrumpiré más, Alice Kirkland -dijo, soltando un suspiro. No le importaba mucho, pero odiaba cuando era una especie de estorbo para alguien más. Soltó un suspiro y se llevó la taza de té a los labios, para pdoer terminársela de una vez y dejar a la chica en paz.

No pudo evitar inflar levemente las mejillas al escuchar la excusa del mayor, ladeando la cabeza y llevándose las manos a la cintura. Estaba un poco enfurruñada porque ella ya le había enseñado su habilidad, y en verdad quería saber cuál era la del otro. Por lo menos una. Estaba a punto de decirle mentalmente por medio de su telepatía remitente, pero consideró injusto revelarle su otra habilidad al chico cuando él no le había revelado ninguna aún.

-Eso no es justo, Arthur Kirkland-Protestó, casi infantilmente, mientras le daba otra mordida a su panquecito. Por su mueca arrogante resultaba obvio que verdaderamente tendría que ser algo interesante. Eso o el rubio de cejas curiosamente gruesas sólo quería aparentar que sus habilidades eran impresionantes. - ¡Yo en verdad quiero saber qué habilidades tienes!-Volteó a verle directamentea los ojos, con los suyos voraces de curiosidad.

Le dio un sorbo más a su taza de té y no se sorprendió por el grado del rubio. Se imaginaba que cómo máximo era dos años mayor que ella. Arrugó levemente la nariz al escuchar lo que el otro decía, dejando la taza a un lado de nuevo y observando ceñuda los libros.

-Ah...¿Ésto? No te preocupes, era sólo para los deberes. Ya no los necesito, no estoy estudiando-Explicó, ladeando la cabeza y haciendo flotar un scone más hasta que tocara la nariz del otro, soltando una leve risa risueña.-Dime, Arthur Kirkland, ¿Tú ya hiciste los deberes?-Inquirió, curiosa.

Luego suspiró y se acabó con una última mordida su panquecito, observando fijamente a Arthur.

-You know? Verdaderamente me dan curiosidad tus habilidades~ ¿Cómo puedes enseñármelas? E-Es sólo que...bueno, solo me interesa conocer las habilidades de los demás-Arrimó un poco su silla discretamente para acercarse más a él, desviando la mirada e intentando fingir desinterés. -Todos somos muy diferentes, y resulta interesante conocer lo que pueden hacer todos.

-Te diría cuales son mis habilidades, pero sería mejor que las vieras por tí misma. No quisiera arruinar la sospecha -dijo, con una sonrisa ladeada y observándola fijamente. En realidad no entendía porqué tanto interés, a él le daba igual conocer cuáles eran las habilidades de los demás, más si se trataba de desconocidos-. Más bien, mi habilidad, sólo tengo una -se corrigió, pensando en que la otra no se la diría tan fácilmente a cualquiera.

Fue entonces cuando la chica le dijo sobre los deberes. Por algùn motivo, tal vez sus lentes o el hecho de que estuviera sola rodeada de libros cuando él llegó, le hicieron pensar en que era esa clase de personas que no faltarían ni a una clase. No entendía el porqué entonces se estaba volviendo a sentar en la silla.

-¿Los deberes? Nah, creo que ya perdí mucho tiempo hoy con las clases, ¿no te parece? -respondió, recargando su mentón en una de sus manos y tomando otro scone con la otra.

Le dio una leve mordida pero lo dejó sobre la mesa cuando escuchó que Alice le seguía preguntando sobre sus habilidades. Soltó un leve suspiro, su insistencia le molestaba un poco.

-Para enseñártelas tendríamos que salir de aquí... a un lugar menos concurrido -dijo, chasqueando la lengua. No dijo nada más por unos momentos, hasta que se acercó a ella y buscó su mirada, inclinándose un poco- Dime porqué tienes tanto interés, y tal vez lo considere

No es como si su habilidad fuera la gran cosa, en realidad era una burla a las habilidades, y seguramente la desilusionaría. Pero de nuevo, tener que salir de ahí e ir a los jardines o a donde fuera... Necesitaba un buen motivo para tomarse toda esa molestia.

Clavó su mirada en ella, esperando por la respuesta.

Arqueó levemente una ceja al escuchar la respuesta del otro respecto a los deberes, sin poder evitar sentirse un tanto enfadada por lo irresponsable que parecía ser aquel chico. Se limitó a soltar un gruñidito y desviar la mirada, cruzando los brazos y el ceño fruncido. Normalmente ese era el tipo de chicos que solía causarle problemas cuando menos los necesitaba, gracias al cargo que le había dado el director.

Aún así, no emitió comentario alguno al respecto. En ese momento no le convenía molestar al chico, por lo que decidió no protestarle por eso. Ya más tarde podría hacerlo, una vez que su curiosidad por conocer sus habilidades fuese saciada. Se acomodó los lentes con una mano y observó fijamente al mayor, ésta vez sin desviar la mirada, prestándole toda su atención y sonriendo levemente.

-Well, ese lugar no es díficil de encontrar. Cómo es la hora del té, la mayoría de los alumnos se encuentran aquí metidos, obviamente-Explicó, jugando con la cucharita de su taza de té y frunciendo levemente el ceño ante el "reto" que acababan de proponerle. Suspiró y desvió la mirada, frunciendo los labios y componiendo una mueca de concentración, mientras que sus orejas se alzaban levemente.

Finalmente, alzó la vista de nuevo, determinada y risueña.

-Puedo hacerlo-Espetó, con algo de arrogancia, mientras que entrelazaba sus manos frente a ella, con una pequeña sonrisita divertida.-Bien. Primero que nada, porque es conveniente conocer las habilidades de los demás. Para muchas cosas, ¿Sabes?. Segundo. Soy la presidenta del consejo estudiantil y, por ende, me interesa bastante conocer las habilidades de aquellos que están en el mazo heart. Tercero, no es digno de un caballero dejar a una señorita de una manera tan injusta con una gran curiosidad cuando ésta ya le enseñó una de sus habilidades-La sonrisita continuaba ahí, presente, y Alice observaba fijamente al mayor, sin parpadear.

Le sorprendió un poco la reacción de la chica, a decir evrdad no se la esperaba. Y quizás tenía razón y estuviera mal dejarla con la curiosidad cuando ella ya le había mostrado una de sus habilidades. Aunque, él no se lo había pedido, ella la había mostrado por sí misma. Iba a reclamarle eso, pero prefirió mantener la boca cerrada para no empeorar más la situación.

-Muy bien, Alice Kirkland, como ya veo que te mueres de curiosidad por saber mi habilidad, te la mostraré -dijo, una leve sonrisa, y luego se acercó más a ella, inclinándose hacia su oído para decirle en voz un poco más baja-: pero ya te dije que no puede ser aquí, tendremos que ir a otro lado.

Se alejó de ella y se sirvió más té en su taza. Quizás la chica lo malinterpretara, pero pensó que eso no importaba, y hasta podría ser algo divertido, aunque no quería ya más problemas.

-¿Qué te parece si nos vemos después en otro lugar?, algo como el jardín o... -se interrumpió un poco y después volvió de nuevo su mirada hacia ella, ensanchando un pcoo su sonrisa. Le había dicho que era la presidenta del consejo estudiantil. Volvió a bajar la voz hasta hacerla casi un murmullo, por lo que tuvo que acercarse de nuevo, como si le estuviera contando un secreto- ¿o el bosque?

A decir verdad el bosque sería perfecto, lleno de criaturas.

No pudo evitar estremecerse al sentir cómo le susurraba al oído, con el ceño fruncido. No entendía porqué había que hacer tanto para demostrar una habilidad.

Observó expectante al chico, esperando algo impaciente a que decidiera a algún lugar a dónde pudiesen ir para poder presenciar su habilidad. Sin embargo, definitivamente empalideció al escuchar la mención por parte del otro del bosque. Tragó duro y negó rotundamente con la cabeza, logrando que incluso sus gafas resbalaran por el puente de la nariz y se quedasen ahí, oscilando. Observó con algo de severidad al chico una vez que hubo parado, para luego volver a negar una vez más.

-That is prohibited, you know it-Reprendió, mirándole con dureza, mientras volteaba a ver a su alrededor para asegurarse de que nadie estuviese oyendo y mordiéndose el labio inferior. Su sentido común, aquel pequeño sentido que indicaba a gritos a la chica cuando algo estaba a punto de tomar mal camino, se había encendido al instante. Sin embargo, la curiosidad revoloteaba en sus mejillas y en su estómago. Alice se reprendió también mentalmente por aquella sensación.- Apuesto a que hay otro luga a dónde podríamos ir...cómo el jardín-Aseguró, alzando las orejas por completo, cómo en un estado de alerta.

Las afelpadas orejas de conejo solían reaccionar de acuerdo al estado de ánimo de Alice, y en ese momento maldecía que la delatara de una manera tan vil y cruel al demostrar el nerviosismo que en esos momentos sentía. Desvió la mirada y volvió a morderse el labio inferior, acercando lentamente y con cuidado de no hacer ruido su silla a la del mayor. Entonces, alzó la cabeza y entrecerró los ojos levemente. Se acercó a su oído y fulminó con la mirada aquellos que se les quedaban viendo, logrando que desviaran la mirada con nerviosismo.

-A menos que...p-puede ser a las afueras del bosque, ¿No?-Inquirió, esperanzada, sin poder ocultar aún su nerviosismo.