Locker problems~ [Priv]

¿Por qué justamente ese día? Era apenas el segundo día que pasaba en el instituto y ya comenzaba con los problemas, ¡Perfecto! Justo lo que no quería. Intentaba descifrar el como abrir el casillero que se le había asignado, pensaba que quizás le habían dado un código erróneo para abrir el candado que los mantenía cerrados o que el mismo candado estaba estropeado.

Suspiró muy pesadamente al intentar por quinta vez sin éxito alguno, comenzaba a frustrarse después de intentarlo ya varias veces sin lograr abrirlo. Para su desgracia ahí se encontraban los libros y desde hacía ya 5 minutos habían timbrado, la gran masa de estudiantes en los pasillos se había dispersado al instante y ahora sólo quedaba él junto con otros estudiantes irresponsables que no se preocupaban mucho de llegar a tiempo a sus aulas.

Era odioso que él, siendo responsable, llegara tarde a clases por su tonto casillero. Inclusive intentó forzar el candado con algo de fuerza, pero su cuerpo menudo no pudo contra los engranes y el mecanismo del candado. Entonces intentó abrirlo de alguna otra forma, ver si podía abrirlo mediante un par de movimientos directamente a la parte donde se cerraba, pero ni eso pudo abrirlo. Después de todo, todo lo que lo rodeaba en esos momentos era totalmente nuevo y el cando no era ninguna excepción. No podía irse, sus libros estaban dentro, junto con todo el material de sus otras clases.

Por último intento jalar de la palanquita que poseía la puerta del casillero para facilitar su movilidad, incluso apoyó el pie contra otro casillero para llevar todo su peso a abrirlo, sin embargo sus manos no aguantaron y resbalaron, haciéndolo caer al suelo de manera tosca y muy dolora, no soltó ningún alarido de dolor, solo una mueca apretando sus ojos para así externar su dolor físico y agotamiento- ¡Tonto casillero! -Espetó molesto de que eso solo le pasara a él en esos momentos-

Corría todo lo que podía por los pasillos del instituto en camino a su casillero, sabiendo perfectamente que estaba por llegar totalmente tarde a clases. Pero no podían culparla por querer preparar el aula del club instrumental lo mejor que podía en cada intercambio de clases. Sabía que se estaba presionando, pero quería por todos los medios tener el sitio listo al final de las clases y recibir a sus compañeros en un buen ambiente. Y como todo tenía sus consecuencias… ahí estaba ella, dejando de correr para recuperar algo de aire y volver a la marcha.

Doblo una esquina y se detuvo por completo, sabiendo que en ese pasillo se encontraba su casillero. Se inclino hacia abajo y apoyo sus manos en sus rodillas, mientras trataba de que su respiración volviera a ser normal. Una vez hubo logrado su cometido a medias, se enderezo y comenzó a caminar una vez más, aunque en su campo de visión estuviera viendo una escena muy rara. Negó y se impidió prestar atención, dados los hechos de que la campana había sonada hacia ya un buen rato y que escenas raras eran comunes en Wonderland.

Pero cuando vio que el muchacho de cabello rojizo cayó en el piso, su instinto pudo más que la razón. Camino rápidamente hacia él y lo miro con curiosidad, doblando inconscientemente sus orejas hacia la derecha.

- ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? No creo que sea buena idea ponerse a pelear con el casillero ahora… - estaba sonriendo suavemente, tratando de ser amable con el desconocido y extendió una mano para ayudarle a ponerse de pie, aunque supiera que no serviría de mucho.

Había encogido las piernas hacia su cuerpo y apoyado los brazos cruzados en estos, recostando su rostro en sus mismos brazos, había caído sentado y ahora no se sentía de ánimo como para levantarse y presentarse a clases sin su material y con un dolor al sentarse y al caminar. Éste no era su día para nada.

Decidió que cuando se le pasara el dolor dentro de unos minutos iría a las oficinas a quejarse acerca de su casillero, prefería eso a ir a clases sin libros y que le notificaran una mala conducta o inclusive una inasistencia.

Entonces escuchó una voz cerca de él, de una muchacha que no había visto llegar ni se había percatado de su presencia hasta el momento en el que le habló. Alzó la vista hacia ella con una expresión un tanto curiosa, como si no creyera que de verdad estuviese ahí frente a él y extendiéndole la mano para ayudarlo. Dudó unos segundos como si estuviera aún en shock por la caída, pero enseguida tomó su mano e intentó no apoyarse demasiado en su mano, levantándose más por impulso propio.

- Gracias. Estoy bien, creo que no me ha pasado nada... -Soltó la mano de la señorita una vez se hubo puesto de pie correctamente y se sacudió ligeramente las ropas, cerciorándose de que no le doliera nada, más que el lugar del impacto por el sentón. Se sintió algo avergonzado de que ella le viera en una acción de lo más deplorable, intentando abrir un casillero por la fuerza y más aún ¡Haber fallado!- Tengo unos problemas con mi casillero, la clave que me dieron no abre el candado e intenté abrirlo por la fuerza.. Pero como acabas de ver - Hizo una ligera mueca de decepción para indicar que había fallado en éste último intento.

¿Cree que si lo reporto se hagan cargo? - No estaba seguro de si realmente se ocuparían de arreglarle el casillero, después de todo, el instituto de Wonderland no era como los demás en los que las cosas se hicieran como se deberían de hacer-

Dio algunos pasos hacia atrás, permitiendo que el pelirrojo tuviera algo de espacio personal y escuchando lo que tenía por decir mientras ponía ambas manos detrás de su espalda y se balanceaba muy lentamente. Ladeo la cabeza al escuchar su problema y dirigió su vista hacia el casillero que suponía era el suyo, mirando como el candado seguía intacto en su lugar y parecía burlarse de él. Rió despacio divertida y volvió a mirar al joven.

- Hmm… quien sabe –se encogió de hombros, después de todo estaban en Wonderland. Era sumamente imposible que algo funcionara con normalidad allí, a pesar de que se suponía que el instituto fue creado para “tranquilizar a los más jóvenes”. Cuando salió de sus pensamientos le sonrió y dijo como para animarle- Pero si vas y notificas el asunto, tal vez no tengas problemas con los profesores.

Probablemente no arreglen el casillero pronto, pero podrían hablar con los profesores.
Continuo sonriéndole y recordó que el tiempo corría y que su casillero si funcionaba. Se dio la vuelta rápidamente y busco su casillero, abriéndolo sin más y buscando dentro los libros de su próxima clase. Se quedo mirando la portada del libro de texto y luego se unos segundos suspiro. Entonces volvió a dar la vuelta y miro al otro con curiosidad.

- ¿Te gustaría que te acompañara?

Asiente ante la observación- [mediumSlateBlue] Lo sé, eso era lo que me proponía. Al menos así tendré justificada la falta [/color]- Se denota angustia en su rostro, sus primeros días y ya comenzaría a tener algunos problemas con los profesores. ¡Era totalmente injusto! Mientras pensaba en aquello vio a la señorita ir a su propio casillero, que no quedaba realmente lejos de donde se encontraban parados. ¿Qué más esperaba? Era obvio que ella también iba tarde para clases, lo mejor sería encaminarse de una vez hacia las oficinas, quedaban tontamente lejos de donde estaba, así que sería mejor ir de una buena vez.

Ya había dado los primeros pasos, no sin mucho dolor en la zona del golpe, por lo que caminaba de una manera algo extraña a su normal andar. Hasta que escuchó la repentina proposición de la muchacha, se volteó de nuevo con una expresión de sorpresa en su rostro. Se parecía mucho a la de un niño al ver algo desconcertante, lo que le daba un aire bastante infantil e inocente- No es necesario.. De seguro tú también tienes clases o estás ocupada - Dijo con voz tranquila y muy serena a pesar de todo, pero pronto pensó que no tenía ningún conocido en toda la escuela, se había esforzado por convivir días anteriores, pero nadie parecía querer sus intenciones de amistad- A-Aunque si quisieras acompañarme estaría bien, realmente no sé muy bien donde quedan las oficinas.. - Eso era cierto, con trabajo y sabía el camino entero de su dormitorio a sus clases, y eso que varias veces preguntó.

No estaba entre sus planes saltarse clases, pero… a la chica no le gustaban las matemáticas. ¿Quién podía culparla? ¡Era una materia difícil! Y se requería pensar mucho… prefería concentrarse en su música y vivir de ello. Se quedo mirando la graciosa expresión del chico que ya se había alejado mucho cuando le hizo la propuesta y sonrió feliz al notar que había aceptado. Corrió a su lado como pudo y le miro aun sonriendo.

- ¡Bien! El primer sitio al que fui cuando llegue fue a las oficinas, así que puedo ayudarte~ -comenzó a caminar moviendo su largo cabello y tarareando feliz. Se sentía bien saltarse una clase con una buena excusa, de modo que no estaba siendo rebelde… solo estaba ayudando al prójimo. Parpadeo varias veces mientras se detenía y miraba hacia atrás. – Por cierto, ¿Cuál es tu nombre? – Sonrió amable, quería saber el nombre de su nuevo autoproclamado amigo.

Muchas gracias -Respondió al escuchar que ella sabía donde estaban las oficinas y que podría ayudarlo, al fin sentía que podía llevarse bien con alguien dentro del instituto. Se alegraba de que pudiera resolver aquel problema sin más contratiempos, ahora que habría alguien que le guiara a donde necesitaba ir- Me llamo Jake, Jake Caerphilly, pero mi primer nombre es Evan, puedes llamarme como gustes -Respondió con una amable sonrisa en su rostro y una expresión más relajada y sin preocupaciones.

Comenzó a caminar unos cuantos pasos lentos, para llegar a su altura y que ambos retomaran al camino hacia las oficinas ¿Cuál es el tuyo? -Preguntó con curiosidad evidente en su rostro y su voz. Se le quedó mirando sin pretender intimidarla por mirarla fijamente, aunque su rostro inspiraba tranquilidad con esos ojos tan serenos y esa sonrisa cordial y amable.

- Evan, es un nombre muy lindo~ Creo que te llamare así.

Dijo mientras soltaba una risita y miraba de reojo como el reducía la velocidad de sus pasos, pero no le importo mucho. Era genial poder ayudar a alguien una vez más – Yo soy Claire Marie Corccione Le Blanc, pero es mas cómodo dejarlo solo en Claire –Volvió a reír, era lo que decía siempre cuando se presentaba. Siguió dando pasos ligeros y doblo en una esquina. Miro de reojo al pelirrojo, esperando que volviera a estar a su lado - ¿Y a qué grado vas, Evan? – Le parecía que era mayor que ella, aunque todo el mundo le parecía así, pero uno nunca sabia cómo funcionaban las cosas en Wonderland, tal vez iban en el mismo grado, quien sabia.

Usualmente la gente prefería llamarle Jake, pero Evan estaba igual de bien, ambos nombres le gustaban de igual manera. Sonrió y asintió dando a entender que aceptaba ser llamado así- Ya, entonces sólo Claire - Los nombres de ese largo eran únicamente para las personas que venían de una familia parecida a la nobleza o de alta alcurnia. Sin embargo, a Jake no le sonaba ese apellido, ninguno de los que tenía aquella señorita. Sería mejor no hacer preguntas, no quería inmiscuirse y hacer preguntas que pudieran resultar incómodas para ella.

Todo tu nombre es realmente lindo -Comentó con una sonrisa cálida mientras la seguía a escasos pasos por detrás- Bueno, tengo 17 años y actualmente curso el 4rto grado - No pensaba que su grado fuera algo para vanagloriarse, habían personas de rangos y grupos muchos más altos que él, así que no sería correcto alardear de nada. La muchacha no parecía mucho menor ni mayor que él, probablemente estuvieran alrededor de la misma edad, o por casualidad cursaran el mismo grado o al menos cercanos- ¿Cuál cursas tú? - Siempre que le hacía una pregunta le miraba directamente, así era la forma de hablar. Sabía que si uno hablaba cara a cara significaba que estaba siendo sincero, y desde eso se acostumbró siempre a mirar el rostro de las personas con las que se encuentra charlando, justo como lo hacía ahora.

Había sido acostumbrada desde pequeña a presentarse con su nombre completo, como todos los miembros de su “honorable” familia. Pero presentarse de esa manera solo era una costumbre, ella siempre había sido una especie de oveja negra en su familia porque no se consideraba especial o venerable solo por su apellido. Recordó la enorme joya que estaba a su cargo desde el año pasado, la cual debía limpiar apropiadamente frecuentemente. Suspiro muy levemente y se recordó hacerlo cuando terminara de sus tareas.

Le sonrió al joven cuando menciono que sus nombres eran bonitos, pero luego le miro confundida al recibir el otro pedazo de información - ¿En cuarto grado? Yo estoy en sexto, y soy un año menor que tu – Dijo mientras le miraba también a los ojos, no era algo que le incomodara – Que curioso~

Cuando miro al frente, noto que ya estaban en las zonas de las oficinas, por lo que apuro un poco más el paso y se detuvo en frente de una de las tantas puertas idénticas que habían allí.

- Aquí está la oficina que buscabas Evan – comento mientras volvía a poner las manos en su espalda y sonreía amablemente al chico.